No solo Frisby, otra marca colombiana está en pleito legal en España

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Primero fue Frisby. La icónica cadena de pollo frito que nació en Pereira hace casi medio siglo, despertó la indignación de todo un país cuando se supo que su nombre, imagen y esencia estaban siendo replicados por una empresa sin relación alguna en España. El caso escaló hasta convertirse en un fenómeno mediático que generó reacciones desde el Metro de Medellín hasta las grandes marcas del país. Pero ahora, la historia se repite con otra joya del portafolio colombiano: Pony Malta.

La bebida que durante generaciones ha acompañado los recreos escolares y los entrenamientos deportivos, está siendo objeto de un intento de registro en Europa que reproduce de forma casi exacta su identidad visual: el icónico pony rojo, la tipografía característica, y los colores azul, rojo y amarillo. Según registros oficiales de la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM), un ciudadano residente en Barcelona, Carlos Alberto Rendón Zambrano, solicitó el 9 de agosto de 2024 el registro de esta imagen como marca propia en España.

Una alerta para el patrimonio de marcas colombiano

 

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#Noticias Pony Malta, en la mira de una disputa legal en España por uso no autorizado de su imagen. Un ciudadano en Barcelona intentó registrar una marca casi idéntica a la de Pony Malta, replicando su pony, colores y tipografía. Bavaria ya presentó oposición ante las autoridades europeas para proteger la identidad de esta emblemática bebida colombiana. El caso se suma al de Frisby, encendiendo las alertas sobre la protección de marcas nacionales en el exterior. Por: @María Camila Sánchez Imagenes Redes/Pexels. #PonyMalta #Bavaria #MarcaRegistrada #PropiedadIntelectual #IdentidadVisual #MarcasColombianas #DisputaLegal #España #Frisby #PlagioDeMarca #RegistroDeMarca #EmpresasColombianas #ProtecciónDeMarca #NoticiasColombia #IndustriaColombiana

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El intento de registro fue recibido con alarma por Bavaria, propietaria de la marca Pony Malta, que respondió con una oposición formal ante la OEPM a finales de 2024. Según informó el medio Valora Analitik, la compañía argumenta que posee el registro legal del nombre “Pony Malta” ante la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO), aunque el diseño gráfico —el “pony”— no estaba protegido en España hasta ahora. El proceso legal está actualmente en curso y pendiente de resolución por parte de las autoridades europeas.

La jugada de Rendón Zambrano no es aislada ni accidental. Repite el mismo patrón del caso Frisby, donde una sociedad llamada Frisby España S.L. registró el nombre y presentó una solicitud para anular el uso de la marca original colombiana en Europa. Según El País, la marca había sido registrada por Frisby Colombia desde 2005, pero no había sido utilizada activamente en ese continente. Esa falta de uso efectivo abrió la puerta a un tercero que ahora reclama exclusividad del nombre en el viejo continente.

En el caso de Pony Malta, lo que está en disputa no es el nombre como tal —ya registrado por Bavaria— sino la imagen gráfica que hace reconocible a la bebida a simple vista. Un asunto que pone en jaque no solo a una marca, sino al imaginario colectivo de millones de consumidores.

Más allá de una botella: identidad, nostalgia y reputación

La gravedad del caso radica en lo simbólico. En palabras de Portafolio, Pony Malta no es solo una bebida: es un referente emocional y cultural. Lo que está en juego es la posibilidad de que un tercero comercialice productos con una imagen indistinguible de la original, generando confusión en consumidores, daño reputacional, y eventualmente, pérdida de mercados para la marca colombiana.

Bavaria enfrenta un escenario legal complejo. Como señala Forbes Colombia, si la OEPM concede la marca figurativa al ciudadano español, Pony Malta no podría utilizar su propio logotipo en productos dentro del territorio ibérico, y posiblemente en otros mercados europeos. Esto, a pesar de haber consolidado décadas de presencia y conexión emocional con su audiencia en América Latina.

Y aunque los procesos están en fase administrativa, las consecuencias son reales. Según abogados, estas disputas suelen resolverse a favor de quien prueba uso comercial sostenido. Pero si no existe evidencia de presencia activa en Europa, las empresas corren el riesgo de perder derechos por inacción.

Un llamado a la acción colectiva

Frisby encendió la alerta. Pony Malta confirma que no fue un caso aislado. Según reveló Caracol Radio, también existen intentos de registro europeo de otras marcas colombianas, como Frutiño, Golty y Quipitos. En un contexto donde las fronteras digitales permiten que cualquier empresa proyecte su marca globalmente, no registrar una marca en otros países equivale a dejar una puerta abierta a la suplantación.

Frente a este panorama, voceros del sector empresarial han instado a marcas nacionales a blindarse jurídicamente, y a las entidades gubernamentales a fortalecer los mecanismos de asesoría y protección en el exterior. Porque como quedó claro con el movimiento #APollo que surgió tras el caso Frisby, el patrimonio marcario de una nación no se defiende solo en tribunales: también se defiende en la calle, en redes sociales y en el corazón de los consumidores.

“Pony Malta está en la mira de un litigio que va más allá del logotipo: es un tema de soberanía cultural, de identidad industrial y de respeto por la trayectoria”, comentó el analista de marcas globales, Santiago Mora, en entrevista con El Colombiano.

El veredicto de la OEPM aún no ha llegado. Pero lo que es evidente es que Colombia debe despertar ante una nueva forma de colonización comercial: aquella donde los símbolos más entrañables pueden ser apropiados a través de un formulario.

 

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